El Eixample es mucho más que la Sagrada Familia o la Pedrera. Si te alojas en Onix Rambla, tienes a pocos pasos un sinfín de edificios modernistas que no salen en todas las guías y que respiran la Barcelona más auténtica. Aquí te proponemos cinco paradas para descubrir este estilo arquitectónico sin colas ni agobios.
El Palau Macaya es una de esas joyas modernistas que sorprenden por su elegancia y discreción. Obra de Josep Puig i Cadafalch y finalizado en 1901, este edificio fue un encargo de Romà Macaya i Gibert, uno de los industriales de la época.
Su fachada blanca, decorada con esgrafiados, detalles en hierro forjado y elementos escultóricos, es un ejemplo perfecto del modernismo más sobrio. Más allá de su belleza exterior, el Palau Macaya guarda historias de la Barcelona de principios del siglo XX, cuando el modernismo no solo era un estilo, sino una declaración de identidad.
Desde 1976 está declarado Bien Cultural de Interés Nacional y monumento histórico. Pasear por delante es descubrir un trozo de la historia viva del Eixample.
Dirección: Passeig de Sant Joan, 108
También firmada por Puig i Cadafalch, esta casa de aspecto medieval y coronada por seis torres puntiagudas parece sacada de un cuento. Construida en 1905 para las
hermanas Terradas, la Casa de les Punxes destaca por sus detalles cerámicos, vitrales y forjas.
Aunque su fachada es su parte más conocida, merece la pena explorar sus leyendas, como la de Sant Jordi, reflejada en la decoración.
Dirección: Avinguda Diagonal, 420
En el cruce de la Diagonal con Balmes, la Casa Comalat sorprende por su doble cara: una fachada sobria hacia la Diagonal y otra, en la calle Còrsega, explosiva de color y formas sinuosas. Diseñada por Salvador Valeri, es un ejemplo de cómo el modernismo jugaba con la fantasía y el ornamento. Sus balcones de madera curvada y mosaicos de vivos colores son un espectáculo que merece un alto en el camino.
Dirección: Avinguda Diagonal, 442 / Carrer de Còrsega, 316
Juan María Pérez Samper
Entre los primeros encargos de Antoni Gaudí, la Casa Calvet es quizá la menos conocida de sus obras barcelonesas. Construida entre 1898 y 1900 como residencia y sede de la empresa textil de la familia Calvet, su fachada combina sobriedad y originalidad, con balcones ondulantes y detalles escultóricos llenos de simbolismo. El edificio alberga hoy un restaurante, por lo que puedes asomarte a su interior y disfrutar del ambiente.
Dirección: Carrer de Casp, 48
Proyectada por Lluís Domènech i Montaner en 1895, la Casa Thomas es un ejemplo refinado del modernismo más decorativo. Originalmente fue el taller y vivienda de un impresor y editor. Su fachada combina piedra, hierro y cerámica en perfecta armonía. Destacan los balcones, el trabajo de forja y las vidrieras, que muestran el cuidado por los oficios artísticos típico de este estilo.
Dirección: Carrer de Mallorca, 291
Un paseo por la historia sin aglomeraciones. Estas cinco joyas del modernismo catalán ofrecen un recorrido diferente por el Eixample. Son edificios que respiran la esencia de un tiempo en el que la arquitectura era arte en estado puro, y que podrás descubrir sin prisas, lejos de los lugares más saturados. Sal a la calle, mira hacia arriba y déjate sorprender por una Barcelona que no siempre aparece en las postales.